viernes, 29 de febrero de 2008

Eufrosina Cruz

Sociedad abierta
ERNESTO REYES
Pese a que las constituciones federal y estatal amparan el derecho de todos los mexicanos a votar y ser votados, en al menos 80 municipios de los 412 cuyas autoridades se eligen por el sistema de usos y costumbres, la mujer está impedida de participar por los resabios machistas y caciquiles que existen.
El año pasado, la indígena zapoteca, Eufrosina Cruz Mendoza, apoyada por un grupo de mujeres, aspiró a ocupar la presidencia municipal de Santa María Quiegolani y con entusiasmo se postuló para competir en la asamblea general, segura de que su propuesta iba a contar con el apoyo de sus paisanos.
Quiegolani es un pueblo zapoteca donde la tradición repetida de generación en generación ha impedido que alguna mujer haya gobernado el municipio, porque persiste la peregrina idea de que una mujer puede ocupar cargos menores en su sistema comunitario, pero nunca el honroso cargo de presidir el Ayuntamiento.
Ya casi lo había logrado la contadora Eufrosina, en la asamblea electoral del 4 de noviembre, que aceptó inscribirla entre los aspirantes; pero cuando su principal competidor, Eloy Mendoza Martínez, iba en desventaja, en contubernio con el munícipe saliente, Saúl Cruz Vásquez, manipularon la mesa de debates para declarar que por su condición femenina no podía seguir recibiendo los votos.
Es decir, los ciudadanos de Quiegolani y la autoridad habían aceptado primero inscribirla como candidata, pero al estilo muy mexicano, cuando se vieron perdidos ante el arrastre de Eufrosina, le cancelaron la posibilidad y la dejaron fuera, anulando los sufragios que había obtenido, mismos que numéricamente eran mayores que los de Eloy Mendoza.
Tras este decepcionante trance, Eufrosina y el grupo de mujeres comenzaron sus protestas ante la dirección de usos y costumbres del Instituto Estatal Electoral y ante el propio consejo general, pero tanto el órgano electoral como después la Cámara de Diputados de mayoría priista, declaró válidos los comicios que supuestamente favorecían a Mendoza Martínez, alegando que “frente a la costumbre nada se podía hacer”.
En consecuencia, quien tomó protesta como primer concejal de Quiegolani, no fue Eufrosina, sino Eloy Mendoza, quien ahora en complicidad con su antecesor, Saúl Cruz Vásquez, se han encargado de confrontar a la ex aspirante y, presuntamente, es de donde provienen amenazas que la contadora ha recibido para que cese su activismo a favor de que se respeten los derechos de las mujeres en su comunidad.
Amenazas que ahora la indígena denuncia ante los medios y ante autoridades y organismos nacionales e internacionales de derechos humanos para que se investigue y en su caso, se dicten medidas cautelares a fin de protegerla de cualquier agresión física que pudiera sufrir.
La ex aspirante, dio a conocer que el pasado martes 26 de febrero a las 17:26 horas, recibió una llamada a través del número 044 051 1326444 en la que una voz varonil – muy parecida, dijo, a la del ex munícipe Cruz Vásquez- le advertía que se iba a morir si seguía molestando, pero con palabras altisonantes y soeces.
El munícipe saliente es quien en ocasiones le había advertido que no siguiera exigiendo participación política, y mucho menos que sostuviera una campaña de denuncia por la injusta situación en que viven las personas de su sexo en Quiegolani.
Ante los medios reconoció temer por su vida porque ante las amenazas, ninguna autoridad local o federal la ha tomado en serio. “Ya no puedo salir sola”, refirió Eufrosina, ante el temor de que algo le pudieran hacer los caciques de su pueblo.
Para confirmar estos temores, el abogado Joel Salazar Ramírez dio a conocer que por las nuevas amenazas se amplió la denuncia radicada ante la Procuraduría General de Justicia del Estado y se mantiene otra ante la Fiscalía Especializada para la Atención de Delitos Electorales, pero ninguna de estas instancias parece conmoverse por el caso; igual sucede con el requerimiento del Ministerio Público para que el Instituto Estatal Electoral informe los pormenores de la irregular elección.
Las esperanzas de que haya justicia a nivel local, poco a poco se van esfumando, por lo que la agraviada está pendiente de otra queja ante la Comisión Nacional de Derechos Humanos, organismo que ha solicitado información a diversas instancias locales con el fin de emitir una recomendación si considera que los derechos fundamentales de Eufrosina fueron violados.
Es evidente que los derechos ciudadanos de Eufrosina fueron violados al impedirle participar en la asamblea comunitaria y que ahora está en la circunstancia de seguir librando una lucha no sólo por recuperar sus derechos políticos, sino por proteger su integridad física que es puesta en riesgo presumiblemente por quienes en Quiegolani se reparten el poder y que dado el encubrimiento de las autoridades mencionadas para que no tengan éxito las promociones de Eufrosina, en cualquier momento pueden hacerse realidad.
Hay grupos de mujeres que han salido en defensa de Eufrosina, incluso varios medios de la capital del país y locales que están pendientes de la situación de una mujer que alzando la voz para defender sus derechos está contribuyendo a cambiar la historia, como en su momento la hicieron varias luchadoras en Francia, en Estados Unidos y en México, para conquistar derechos que no han sido otorgados gratuitamente. No hay que dejarla sola.
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