viernes, 18 de julio de 2008

¿No pasa nada, verdad?

Sociedad abierta

ERNESTO REYES
No es que tengamos miedo a las buenas noticias - a este tipo de fobia se le llama en buen latín, eufobia-; lo que pasa es que de varios años a la fecha casi no tenemos algo positivo para solazarnos y sentir, al menos, que la vida bajo el cielo oaxaqueño transcurre como antes, cuando aparentemente no pasaba nada.
Siempre han pasado cosas; lo que sucede es que cuando la sociedad afina sus sentidos se da cuenta que Oaxaca de pronto se asomó de manera atropellada a la modernidad, si entendemos por este adjetivo lo que pertenece a una época reciente, lo contemporáneo, es decir, lo opuesto a lo antiguo; lo asociado con el progreso y el bienestar.
Con el progreso, y la actualización de la ciencia, la tecnología y los procesos sociales y políticos, han llegado con su carga nefasta prácticas deleznables como la corrupción y la violencia, generada por un andamiaje en el que la delincuencia común muchas veces está asociada a servidores públicos ( policías) deshonestos y traidores a su encargo.
En el fondo, esta simbiosis hace mucho más difícil que la lucha actual emprendida en todo el país para erradicar la delincuencia organizada se esté ganando en toda su extensión como pregona el gobierno.
Pero tampoco se está perdiendo, como se piensa de manera pesimista. Es circunstancial: a veces hay golpes contundentes y otras veces derrotas pasajeras. Es una lucha prolongada, que en los últimos meses ha dejado más de 5 mil asesinatos o muertes derivadas de ajustes de cuentas entre bandas rivales o producto de enfrentamientos con policías y militares. Mucho más que en países que están en guerra como en el medio oriente. Entre palestinos e israelíes, y entre norteamericanos e iraquíes, se mueren muchísimos menos que en México.
En los estados del occidente del país, los de la frontera norte y hasta entidades cercanas como Guerrero, la actividad incesante del crimen organizado se ve reflejada todos los días en los medios de comunicación, a la par de los operativos para detener a importantes personajes de los cárteles.
La persecución en otras partes del país genera que las bandas busquen refugio en entidades como Oaxaca que si bien tiene historia en la siembra y trasiego de estupefacientes, sobre todo en comunidades rurales y montañosas, de dos décadas para acá, el tráfico de otro tipo de sustancias ilegales se realizaba de manera soterrada.
Actualmente, es en Huatulco donde se cree se está instalando un santuario natural como eje de dichas actividades, luego que con la aprehensión de importante capo local, quedaran sueltos los controles y las rutas.
No es extraño entonces, que en fechas recientes el gobierno mexicano tenga los ojos puestos en este puerto turístico, frente a cuyas costas providencialmente fue capturado apenas el miércoles, un semisumergible, procedente de Colombia con tripulación de aquél país y con una cantidad indeterminada de droga.
El hecho insólito, pues en la historia mexicana de aseguramientos nunca se había decomisado una nave de tal nivel de sofisticación pues, se asegura, no sólo fue fabricada por técnicos colombianos, es decir era “hechiza”, sino que estaba siendo tripulada por un navegador satelital, por lo que los tripulantes eran empleados para cuestiones menores, pero sobre todo, para desembarcar incógnito cargamento.
Guardando las proporciones, este aparato recuerda a los submarinos teledirigidos, especialmente diseñados para labores de rescate como sucedió en la tragedia del submarino ruso “Kursk” en el año 2000, que requirió el empleo de este tipo de naves enviadas por los ejércitos de Estados Unidos e Inglaterra, las cuales son capaces de llegar hasta una profundidad de 1,500 metros abajo del nivel del mar.
Las fabricadas en Buenaventura Colombia no lo son tanto, pues apenas son cápsulas fabricadas con fibra de vidrio que tienen capacidad de transportar hasta 10 toneladas de cocaína y recorren grandes distancias casi en la superficie. Es un despropósito llamarlo Submarino, pero el término tuvimos que manejarlo cuando apenas se estaba generando la información.
El destino era Huatulco o alguna de las costas del Pacífico, por lo que no debe descartarse que Oaxaca siga siendo ubicada, ahora con mayor fuerza, como sitio de refresco o de abastecimiento de combustible.
Paralelamente a este aseguramiento, donde destaca la labor de la Armada de México y su capacidad de detección de este tipo de aparatos, en la ciudad de Oaxaca, a pocas cuadras del zócalo se produjo un enfrentamiento entre miembros de una banda, al parecer procedente del norte del país con efectivos policiacos locales que al cabo de varios minutos de persecución, no pudieron detenerlos.
Algunos podrían pensar que los dos hechos – el aseguramiento en Huatulco y la balacera de Oaxaca- pudieran tener una estrecha relación; como una especie de efecto distractor o para atraer la atención de las policías y el Ejército. Pero no. Al parecer, fue una cuestión fortuita el que la policía los haya detectado por el tipo de vehículos en el que el comando se transportaba y por la ropa tipo militar con la que vestían.
Este episodio que sucede en las entrañas mismas de la ciudad, evidenció a corporaciones policiacas carentes de mecanismos efectivos para enfrentar una contingencia de este calibre, y reveló la incapacidad de reacción de los mismos jefes policiacos que horas después no sabían explicar, el plan operativo llamado Saturno, que supuestamente se aplica para este tipo de emergencias.
Mucha gente en la zona de Trujano y la Central de Abastos y Central Camionera, fue expuesta a sufrir algún percance por la cantidad de personas que a esa hora circula por ahí; pero mucha gente criticó que en días previos estuvieran instalados retenes a las salidas y entradas de la ciudad, pero ni siquiera por ello volvieron a reinstalarse.
Además del fracasado operativo para dar con los delincuentes, salvo el aseguramiento de vehículos y una que otra arma y documentos, la violencia se asoma en plena capital a cinco días de celebrarse la Guelaguetza, cuando el gobierno está en plena campaña de promoción turística de la entidad como un sitio seguro para pasear y disfrutar conociendo las bellezas naturales, históricas, y sus costumbres.
Contrasta lo que está pasando precisamente en la semana previa- además de las tomas de autobuses, plantones y bloqueos carreteros por diversos motivos- con el discurso de quien en el colmo del cinismo y la burla para los gobernados, asegura que en Oaxaca no pasa nada ¿ Acaso está pasando algo?
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