sábado, 2 de agosto de 2008

Alejandro Aura

Sociedad abierta

ERNESTO REYES
Es mala cosa cuando muere un poeta, porque independientemente que su actividad no sea tan reconocida económicamente como la de un pintor, quien acaso con buena suerte pueda vivir de vender sus obras, hay un sector de la sociedad que reconoce a los autores de poemas como un acompañante del espíritu, como dice una lectora.
Aunque por sus libros un poeta no pueda vivir holgadamente, como es el caso de Alejandro Aura muerto en Madrid el miércoles, después de una lucha de tres años contra un cáncer de pulmón, es triste enterarse que un hombre con tanta vitalidad creativa ya no esté con nosotros.
Un poeta, es quien “pone en palabras lo que mira, sea visible o no se pueda ver, las cosas con los ojos en el corazón y conectados a la mente”, han definido quienes algo saben de esto.
Pero Aura era algo mucho más que un buen poeta, porque siguiendo su trayectoria resulta que no sólo era curador de almas, sino que prolíficamente le metía a todo: desde conductor de televisión, emprendedor cultural, actor, cantante, y empresario restaurantero en el bar El Hijo del Cuervo, que en el centro de Coyoacán, en los años ochenta tuve oportunidad de conocer. Como Secretario de Cultura del gobierno del Distrito Federal, institucionalizó los concierto gratuitos para los jóvenes en el zócalo
Carmen Boullosa, con quien compartió 20 años de su vida, hace en su blog una amorosa descripción de quien fue su pareja y padre de sus hijos.
Cuenta que Aura enfrentó el cáncer como vivió la vida, con alegría, empeño, inteligencia, optimismo y valor.
“Alejandro fue tan buen poeta como auténtico hombre de teatro. Los dos gremios lo veían con desconfianza por prejuicios absurdos. Su inolvidable interpretación como el Tío Vania, que le dirigió Margules al lado de Julieta Egurrola, y la de un gracioso, bajo la batuta de Sanchis Sinisterra, con Claudio Obregón y Ana Ofelia Murguía en El retablo del Dorado, son muestra de su genio de actor. Salón Calavera, que él mismo escribió y dirigió, además de actuar, fue su mayor éxito, crítica del sindicato corrupto y de una cultura de abusos y miserias íntimas. También X-E-Bululú, que medio escribimos juntos, le atrajo mucho público.Como poeta, en los setentas los jóvenes memorizaban sus poemas. Con toda razón: le tomaba el pulso fielmente a la ciudad de México de entonces. Sin pretensiones, con oído impecable, ganó decenas de miles de lectores en sus últimos años de vida, en un blog que visitaron más de 95 mil personas, donde habló del cáncer, publicó sus poemas, elogió a la vida. Su cómplice en esta aventura fue su esposa, Milagros Revenga, quien lo acompañó a lo largo de su enfermedad con un amor y una dulzura ejemplares.Enrique Strauss lo invitó a un programa de televisión, “Entre amigos”, que lanzó a la fama al genial Andrés Bustamante. Cuauhtémoc Cárdenas lo hizo parte de su gobierno de la ciudad, Alejandro se abocó a la dirección de cultura con entusiasmo auriano. Después se fue a Madrid, al servicio exterior, y los últimos años en la representación del Estado de Zacatecas.Fue un cocinero maravilloso, y bailaba como un ángel. Le encantaba pasear. Fumaba un puro al día. No le gustaba ir al cine. Era un lector atento y voraz.Compartí con él durante dos décadas grandes alegrías y también momentos muy difíciles. Tuvimos dos hijos maravillosos, María Aura y Juan Aura. Juntos tomamos el teatro bar El Cuervo que nos traspasaron Jesusa, Liliana Felipe y Horacio Acosta en 1984. Después abrimos El Hijo del Cuervo, empresa que yo abandoné en el 2000. Montamos obras de teatro, cargamos cajas de vino, adquirimos deudas, las pagamos, nos divertimos.Por Alejandro Aura dice no un “Descanse en paz”, sino “que ría en paz”, esperando que sus cenizas sean recibidas en la ciudad de México, donde nació en hace 64 años, con la estimación y el cariño de sus amigos y lectores.
En enero pasado, acá en Oaxaca, en las instalaciones del Instituto de Artes Gráficas tuve oportunidad de escuchar una lectura muy amena de sus poemas. Presentaba el último libro ante un público atento que gozó de sus ocurrencias y hasta se tomó fotos con él.
Era una delicia escucharlo. En los años ochenta lo conocí cuando un grupo de amigos le organizamos su fiesta de cumpleaños a Froylán López Narváez en el salón Eugenia- ahora la Maraca. Aura fue el maestro de ceremonias y para abrir el baile se reventó un danzón con Carmen. Hace 6 meses era casi el mismo, aunque desmejorado por el mal. Su sufrimiento final fue menos porque la desventura se la contó en poemas a sus lectores. Así sintió menos su partida, mucho menos que nosotros. Que siga haciendo felices a los angelitos. Así se despidió del mundo:
DESPEDIDA
Así pues, hay que en algún momento cerrar la cuenta,pedir los abrigos y marcharnos,aquí se quedarán las cosas que trajimos al sigloy en las que cada uno pusimos nuestra identidad;se quedarán los demás, que cada vez son otrosy entre los cuales habrá de construirse lo que sigue,también el hueco de nuestra imaginación se quedapara que entre todos se encarguen de llenarlo,y nos vamos a nada limpiamente como las plantas,como los pájaros, como todo lo que está vivo un tiempoy luego, sin rencor, deja de estarlo.
¿Se imaginan el esplendor del cielo de los tigres,allí donde gacelas saltan con las grupas carnosas esperando la zarpa que cae una vez y otra y otra, eternamente? Así es el cielo al que aspiro. Un cielocon mis fauces y mis garras. O el cielo de las garzasen el que el tiempo se mueve tan despacioque el agua tiene tiempo de bañarse y retozar en el agua.O el cielo carnal de las begonias en el que nunca se apaganlas luces iridiscentes por secretear con sus mejillas de arrebolados maquillajes. El cielo cruel de los pastos,esperanzador y eterno como la existencia de los dioses.O el cielo multifacético del vino que está siempre soñandoque gargantas de núbiles doncellas se atragantan y se ríen.
Lo que queda no hubo manera de enmendarlopor más matemáticas que le fuimos echando sin reposo,ya estaba medio mal desde el principio de las erasy nadie ha tenido la holgura necesaria para sentarse a deshacer el apasionante intríngulis de la creación,de modo que se queda como estaba, con sus millones,billones, trillones de galaxias incomprensibles a la mano,esperando a que alguien tenga tiempo para ver los planosy completo el panorama lo descifre y se pueda resolver.Nos vamos. Hago una caravana a las personas que estoy echando ya tanto de menos, y digo adiós.
Contactos: Ernesto_reyes_647@hotmail.com
sociedadabiertareyes.blogspot.com/