lunes, 15 de septiembre de 2008

Patria en crisis

Sociedad abierta

ERNESTO REYES
El historiador, Enrique Florescano, dice que aún y cuando los mexicanos seguimos contando con la Bandera nacional, el Escudo y el Himno Nacional Mexicano, y en el imaginario colectivo prevalece la idea de Nación y Patria, los gobiernos y los actores políticos han ocasionado que dichos símbolos se empiecen a desvanecer y a casi evaporarse.
Esto es grave porque ahora, los gobiernos neoliberales que se han instalado desde Miguel de la Madrid, lejos están de defender conceptos como soberanía o los llamados intereses nacionales cuando se trata de decisiones internas y externas.
Como sucede en el tema del petróleo, o la cuestión alimentaria. El desdibujamiento de estos conceptos no sólo lo causa el abandono de posturas afirmativas en política exterior o de política económica, sino en la santificación de la globalidad, la ampliación de las fronteras y el universalismo vacío de contenido cultural.
En ocasión del 198 aniversario del inicio de la lucha por la Independencia, y debido a la turbulencia en que vive el país, nunca está por demás remontarse a estos temas que para algunas generaciones resultan atávicos, pero que nos dan luces sobre nuestra situación actual.
Ya pronto vamos a cerrar la primera década del nuevo siglo, y México se encuentra en una encrucijada que no ha podido resolver porque los simientes de la cultura, las costumbres, las fiestas, incluso, están en constante confrontación con impulsos modernizadores que anteponen el interés, el dinero, el desarrollo tecnológico, tendientes a uniformar en el mercado global todas las venas de la sociedad.
A los jóvenes de hoy, ya no les emocionan las remembranzas un tanto idílicas sobre la lucha iniciada en 1810, no tanto por saber que apenas se iniciaba un larguísimo periodo de lucha que tendría un parteaguas, un siglo después, en el cisma de la Revolución Mexicana, sino porque el sistema educativo apela más a la destreza para el engranaje laboral que a forjar buenos ciudadanos, que conozcan y lean historia, que se les estimule la cultura de la lealtad, la moral republicana, la honestidad, la cultura de la democracia, la legalidad y el pluralismo.
Sólo conociendo la historia, como la suma de experiencias y contradicciones, podrán ser mejores ciudadanos y que no se vean avasallados por la imposición de culturas prevenientes de los imperios y la busca de la ganancia en todas sus actividades.
A pesar de que la Revolución de Independencia, dice Luis Villoro, no dejó de ser desdichada y sumió a la naciente nación en una crisis, debido a la lucha de facciones, asechanzas externas, divisionismos y desencanto social, no fue sino hasta el periodo de Reforma con Benito Juárez a la cabeza, para que renaciera la llamada Segunda Independencia, mediante la afirmación de la República.
Juárez como símbolo nacional es desdeñado ahora, al igual que los héroes nacionales como Miguel Hidalgo, quien con su estandarte en mano, la mañana del 16 de septiembre, contribuyó a identificar la imagen de la patria con la Virgen de Guadalupe. Incluso en el gobierno de Fox se le cortó un ala al escudo nacional y se quisieron hacer privados los cultos nacionales.
Pero sería hasta la etapa posterior a la Independencia cuando empezó a tomar forma el concepto de Estado Nación, democrática y laica, misma que sería retomada por Juárez en la lucha contra la invasión extranjera. Incluso Porfirio Díaz recrea los símbolos y emblemas históricos nacionalistas, afirma Florescano, quien ve en el proceso educativo impulsado por José Vasconcelos, y luego en los pintores Diego Rivera y David Alfaro Siqueiros, la idea de la patria creciente y valedera para las futuras generaciones.
Será hasta el general Lázaro Cárdenas, con la expropiación petrolera, quien acabe de identificar la idea de nación independiente que los demás gobiernos que le sucedieron se esmeraron en borrar atendiendo a los reclamos del mercado, pero debido sobre todo a la degradación de la clase política que en la etapa reciente no fue capaz de detener la creación de nuevos grupos de poder fácticos, más que institucionales, los cuales hoy deciden virtualmente el destino de la nación mexicana.
Estas reflexiones pueden ser oportunas ahora que esta noche en los pueblos, comunidades, en las ciudades de todo México, la gente se congrega ante el palacio, símbolo del poder político, a lanzar vivas y arengas a los héroes de la patria.
Ernesto_reyes_647@hotmail.com
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