lunes, 7 de julio de 2008

Mensajes

Sociedad abierta
ERNESTO REYES
Los acontecimientos recientes, relacionados con la inseguridad que parece tomar carta de naturalización en Oaxaca, han hecho que la ciudadanía voltee los ojos hacia este flagelo que ya invadió todo el país, y ahora con mucha más fuerza el territorio oaxaqueño.
Saludo de pronto este domingo a algunos amigos en el centro de la ciudad, mientras se escuchan las notas de la banda de música del estado, pero en el rostro de mucha gente hay preocupación, si no es que alarma por lo que está sucediendo. Es el tema central en las pláticas de café.
Acaba de concluir una marcha –modesta en número no en sus intenciones- frente a la iglesia Catedral, antes que el arzobispo José Luis Chávez Botello pronuncie la esperada homilía dominical.
En un discurso, cauteloso, el jefe de la iglesia oaxaqueña atribuye la violencia y la falta de justicia a causas educativas, ya “que un pueblo sin educación” es fácilmente manipulable”.
Y en lugar de hacer una evaluación al gobierno en dicha materia, lo cual por otra parte sería difícil en el marco de una alocución pública, refiere que una comunidad sin educación de calidad será más fácilmente manipulable y no tendrá capacidad de resolver conflictos en un marco de civilidad.
Para el Movimiento Ciudadano por la Justicia, Paz y Desarrollo con Dignidad para Oaxaca, responsable de la marcha, hay evidencias de que el incremento del crimen organizado y la violencia que afecta ya a muchos oaxaqueños de diversas clases sociales es producto de la falta de gobernabilidad e indica que las autoridades fueron rebasadas por esta situación.
La Primera Caminata de la Sociedad Civil Oaxaqueña por la Justicia, Paz y la Seguridad, aclaran sus voceros, es una protesta pacífica para plantear que se respete el derecho de los ciudadanos a una vida libre de violencia. “Es un derecho ciudadano la seguridad pública y la libertad, porque si no se toman estas iniciativas, justas y legítimas, estaremos siendo cómplices,” dicen.
Y también para demostrar que el tejido social que se ha creído diluído, puede restablecerse con iniciativas como ésta que partan de la ciudadanía, a pesar del desgobierno, la violencia, la delincuencia y la impunidad.
La caminata que partió del jardín Conzatti, hacia el centro de la ciudad fue promovida entre otros, por Francisco Reyes Cervantes, un hombre dedicado ahora a actividades altruistas por medio del Movimiento Ciudadano, después de haber servido a la administración panista de Vicente Fox como delegado federal en materia del medio ambiente.
Seguramente se decepcionó de los engaños y la simulación del expresidente, por lo que ahora estando en un movimiento que busca la preservación de la vida, el medio ambiente, la justicia, la democracia, la paz y lo que ahora se llama construcción de ciudadanía, es bienvenido, a pesar de que existen muchos movimientos de este tipo, así como organismos defensores de derechos humanos. Reyes Cervantes es sangre nueva que seguramente mucho aportará a esta gran corriente de buscar por medios pacíficos que se afirme la democracia como forma de vida.
A través de otras iniciativas relacionadas con los medios de comunicación, el Movimiento Ciudadano ha empezado a hacer presencia, abogando por la resolución pacífica de las controversias que no es otra cosa que empujar a que a través de la paz y la civilidad se arreglen nuestras diferencias como sociedad.
Hacer caminatas como las pretende el Movimiento, cada domingo, hasta que sus expresiones hagan mella en autoridades y poderes responsables de darle a la sociedad una satisfacción en este sentido, es una buena iniciativa, en la medida en que no se mezclen afanes políticos, ni intervengan personajes oportunistas que en lugar de aportar credibilidad generen desconfianza o descrédito.
En la mente de los participantes de la manifestación estaba el caso de acaudalado empresario español que víctima de secuestro cayó el miércoles, por segunda vez en una década, en manos de la delincuencia organizada. Pero también estaba, maloliente todavía por las señales que manda a la sociedad, el hallazgo de una cabeza humana en inmediaciones de la zona donde habita con su familia el procurador general de justicia, Evencio Nicolás Ramírez, un hombre cuestionado como funcionario público porque perteneciendo al equipo de Ulises Ruiz muchas de las cosas negativas se le adjudicarían, que tiene sin embargo, derecho también a que no se le moleste en su vida personal, ni en su integridad física, porque los abusos y males que permean entre las corporaciones policiacas no se pueden resolver con el amedrentamiento público.
Lo mismo vale para Pedro Celestino Guzmán Rodríguez quien cansado muy pronto de buscar espacios en la oposición, recién ingresó a una función altamente delicada: la suprocuraduría de combate a la delincuencia organizada.
Los mensajes que supuestamente se envían contra funcionarios públicos buscan aterrorizar a la población que no puede ni debe quedarse impávida, sino hacer su parte para desterrar de Oaxaca este clima de confrontación estimulado las más de las veces por funcionarios y políticos irresponsables.
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