sábado, 12 de julio de 2008

Alianzas
ERNESTO REYES
Lo anticipó Flavio Sosa, que algo sabe de esto: “Esperamos que esta visita no sea para dar un espaldarazo a la impunidad en Oaxaca”, en clara alusión al apoyo implícito que el titular de Gobernación, Juan Camilo Mouriño brindó este jueves a Ulises Ruiz.
Las sonrisas, los abrazos, los comentarios en voz baja que sostenían ambos funcionarios durante la gira por la región del Istmo y aquí en la capital del estado con el pretexto de la “evaluación de daños ocasionados por las lluvias”, más un encuentro con representantes de “sectores”, son a vista de todos, la confirmación de que se fortalecen los lazos, las alianzas, las componendas, para enfrentar juntos, aunque cada quien por su ruta, los embates de la oposición de centro izquierda que se multiplica en todos los ámbitos del país.
Mientras hay algunos actores y activistas políticos que todavía tienen esperanzas de que la Federación rompa con el régimen autoritario oaxaqueño, se produce esta visita -en ausencia de Felipe Calderón del país- por parte del encargado de la política interior quien con este hecho mandó un ominoso mensaje a la disidencia, en el sentido de que tendrán que vérselas con Ulises hasta el fin de su periodo.
Es decir, ningún poder superior, trátese de investigación federal, de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, de la Auditoría Superior de la Federación o de cualquier instancia jurídica o judicial, podrá romper dicha alianza en la medida en que el Partido Acción Nacional, y su gobierno, sigan necesitando del apoyo de los priistas- gobernadores, legisladores, etcétera- para mantener la gobernabilidad y la “estabilidad” del país.
Lo anterior, a pesar de que los cuarteles de la Agencia Estatal de Investigaciones y del Grupo Fuerza Policial de Alto Rendimiento estén prácticamente intervenidos por fuerzas federales para ver si, como se sospecha, estuvieran ahí sepultados, clandestinamente, los dos eperristas desaparecidos.
Pero más allá de las afirmaciones hechas aquí, por Mouriño, en el sentido de que está abierta la indagatoria, y de que se está dando seguimiento al caso, es casi seguro que Edmundo Reyes Amaya y Gabriel Alberto Cruz Sánchez no van a ser ubicados porque quienes se los llevaron, que no son otros que agentes del Estado, independientemente de la corporación a la que pertenezcan, sabían muy bien lo que estaban haciendo.
Con la reciente liberación del ex subjefe operativo de la desaparecida Ministerial y de su chofer, que estuvieron arraigados al cabo de dos meses, el caso se enlista en uno más de los que nunca se van a aclarar.
Igual trato tuvo la demanda de la sección 22 y la APPO sobre los crímenes cometidos durante el año 2006, sobre los que Mouriño expresó: “Existen averiguaciones en curso y no hay ningún interés de que quede impune absolutamente nada”.
El otro tema que de trámite tocó Mouriño, con las manos entrelazadas y sus enormes orejas ( ¿ojeras?), fue lo que publicó Milenio y comentamos aquí ayer: el desvío de más de 329 millones de pesos por funcionarios y ex funcionarios del sector salud
Para Mouriño, es simplemente “un proceso normal que se está trabajando de manera conjunta con la Contraloría estatal y que en función de lo que ahí han ido encontrando, se presentó la denuncia ante la autoridad competente, y será la que tenga que investigar y dar a conocer resultados…”
Es decir, para los buenos entendedores, nunca se va a castigar a los responsables porque los encubre la relación “absolutamente respetuosa e institucional con los gobiernos emanados de todos los partidos políticos, y por tanto, aclaró, para que no quedara duda a ninguno de los actores políticos: “no hay persecución contra ninguno”.
Por ello, más allá de que la visita de Mouriño haya servido para seguir insistiendo, ante sectores de la sociedad sobre el tema del petróleo y la reforma energética, las causas de su presencia en Oaxaca fueron expuestas de manera muy clara: “El objetivo es mantener la relación institucional con los ejecutivos estatales para trabajar de manera coordinada y conjunta por la gobernabilidad del país”.
El panorama aquí descrito tampoco es para asustar a nadie, porque no cambia en nada la situación que se ha vivido; sirve sin embargo, para que los análisis de prospectiva que se realicen por analistas y entendedores de la política no sigan siendo tan superficiales.
Hay quienes aseguran, dos años antes, que en el proceso electoral del 2010, los varios grupos del PRI que existen en Oaxaca se van a dividir por los intereses de poner al candidato a la gubernatura. El que va a ser, será escogido por Ulises, de acuerdo con las condiciones políticas que para entonces prevalezcan, y todos los priistas, unos más, otros menos, se van a sumar al tren, porque no les queda otra. Es su sobrevivencia
La que es más fácilmente divisible es la oposición, de por sí fragmentada y confrontada desde ahora, por las ambiciones económicas y las ansias de poder de sus dirigentes.
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