miércoles, 15 de octubre de 2008

Chinkultik

Sociedad abierta
ERNESTO REYES
El pasado 3 de octubre, un operativo policiaco en contra de la población indígena y campesina de la comunidad Miguel Hidalgo, municipio de la Trinitaria, Chiapas, que mantenía bajo su administración, desde el siete de septiembre, la zona arqueológica y ceremonial maya de Chinkultik, ocasionó al menos seis muertos y una decena de heridos, además de más de treinta personas detenidas.
El operativo fue realizado por agentes de las policía Federal Preventiva, Policía Ministerial, Agencia Federal de Investigación y Policía Estatal Preventiva quienes en vehículos, a caballo y a pie, ingresaron al poblado, encontrando la resistencia de hombres, mujeres y niños, por lo cual, los golpearon de manera indiscriminada, dándole el tiro de gracia a tres heridos de gravedad y asesinando a un conductor que los trasladaba a un hospital en Comitán.
Este operativo coincidió con otro no menos cruento, desarrollado horas antes, en contra de grupos indígenas tojolabales de las comunidades de Antelá, Nueva Rosita y Nuevo Hidalgo, quienes también desde principios de septiembre, habían tomado pacíficamente el acceso al Parque Nacional Lagunas de Montebello, administrado hasta entonces por la Comisión Nacional de Areas Naturales Protegidas.
En ambos casos los indígenas reivindicaban con ello su justo derecho al territorio y a recuperar y administrar su patrimonio natural y cultural ancestral, mismo que les había sido arrebatado arbitrariamente por el Estado mexicano.
Miguel Angel García Aguirre y Luis Miguel Robles Gil, este último coordinador de Comunicación de Maderas del Pueblo del Sureste, A.C., remiten a esta columna dicha denuncia, y como integrantes de la sociedad civil organizada exigen al igual que decenas de organizaciones chiapanecas y mexicanas, así como de otras partes del mundo, una profunda e imparcial investigación de los hechos.
Piden que esta se desarrolle en forma transparente y de cara a la sociedad. Asimismo, la liberación inmediata de todas las personas detenidas; reparación del daño material, físico y moral a las víctimas y castigo con todo el rigor de la ley, a los autores materiales y, sobre todo, intelectuales, que fraguaron, ordenaron y ejecutaron esta masacre.
También comunidades de 50 municipios del mismo estado agrupadas en la Red Estatal de Resistencia Civil “La voz de nuestro corazón” adherente de La Otra Campaña, exigen la salida del cuerpo policiaco de la caseta de entrada de Chinkultik, una investigación imparcial de los hechos, así como respeto a las formas de organización comunitaria como un derecho de los pueblos para decidir sobre su territorio.
Todas estas organizaciones identifican como uno de los responsables políticos porque en él está la decisión máxima de enviar a la policía que ocasionó esta masacre, al gobernador Juan Sabines, quien arribó al poder apoyado por el Partido de la Revolución Democrática pero que actúa como si no hubiera transitado hacia dicho instituto.
Es decir, sin exculpar la responsabilidad del gobierno de Felipe Calderón que tiene a su mando las fuerzas federales que ejercieron actos represivos, el gobierno chiapaneco en este y otros casos que en aquella entidad se tienen presentes, ha reaccionado como cualquier régimen priista, lo que mantiene en un estado de confusión a sus representados y de quienes en el pasado proceso electoral ( en el año 2006) creyeron que el votar por su candidatura representaba un verdadero cambio en los modos y formas de hacer política.
Lo más lamentable es que con su actuación más orientada a cogobernar con el panismo más recalcitrante a nivel federal, ha abjurado de sus aliados recientes. Pero esto finalmente no es lo grave, porque las alianzas son temporales. Lo más preocupante es que este régimen hace mucho dejó de representar los intereses de los de abajo, que en Chiapas necesitan justicia, igualdad y desarrollo en lugar de buscar disolver el tejido social y comunitario.
Encaramado en el poder, Juan Sabines no sólo es el gobernador más felipista de quienes tiene en teoría el PRD en el país, sino que en lugar de sumar el apoyo de la sociedad civil organizada y de tantas organizaciones sociales que actúan en territorio chiapaneco, le ha apostado a la represión. La masacre de Chinkultik, es muestra de ello.
Contactos: Ernesto_reyes_647@hotmail.com
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