miércoles, 10 de septiembre de 2008

Libres de conciencia

Sociedad abierta

ERNESTO REYES
No es nuevo, pero con encargados del Poder Judicial que nunca tuvieron carrera judicial, uno puede entender que existan jueces de consigna encargados de aplicar la “venganza” gubernamental contra quienes participaron en las manifestaciones y acciones de protesta en el año 2006, y en los meses siguientes.
Sólo así puede uno entender que después de 20 meses de lucha jurídica, encabezada por abogados y abogadas de la Limeddh, filial Oaxaca, generosamente patrocinados por el maestro Francisco Toledo, se haya logrado demostrar la inocencia de 51 personas que estuvieron sujetos a proceso penal, y que ahora, están en libertad absoluta.
En total fueron 143 detenidos de los cuales 92 resolvieron su situación jurídica antes que este otro grupo.
El Comité de Familiares de Desaparecidos y Presos políticos (COFADAPPO) dio a conocer que finalmente, el Juzgado Tercero de Distrito, otorgó el auto de libertad a estas víctimas restantes de la feroz represión, cristalizada en varios momentos clave del conflicto, pero particularmente después de la acometida para disolver la gran manifestación del 25 de noviembre.
Para llegar a este final feliz, aunque no del todo porque en los cuerpos y mentes de los liberados quedan amargas huellas de torturas en cárceles de máxima seguridad como la del Rincón Nayarit, tuvieron que coincidir diversos esfuerzos, desde quienes en la defensoría legal nunca flaquearon, hasta de quienes por la libertad de sus compañeros y familiares, se siguieron movilizando.
Los ex presos fueron juzgados pero finalmente declarados inocentes, de los delitos de sedición, daños por incendio, asociación delictuosa, ataques peligrosos y delitos cometidos contra funcionarios públicos.
Al agradecer públicamente a todos quienes de diversa manera abogaron por ellos, no dejaron de observar que a pesar de las sentencias emitidas por jueces de amparo, el Estado les inventó delitos que jamás pudo demostrar y mucho menos su responsabilidad penal.
Por esta situación, en dos ocasiones el Poder Judicial Federal concedió el Amparo y Protección de la Justicia de la Unión. La primera vez mediante sentencia del 10 diez de abril de 2007.
“Sin embargo, la Secretaria del Juzgado Mixto de Primera Instancia de Tlacolula, a consigna del Ejecutivo persistió en el afán gubernamental de mantener como rehenes políticos a dichos procesados y volvió a dictar un segundo auto de formal prisión el 13 de julio de 2007, por otros delitos de sedición, daños por incendio, ataques peligrosos y delitos contra funcionarios públicos, todos por los mismo hechos, razón por la cual se interpuso un segundo juicio de Amparo mismo que protegió a 51 personas, en el que quedaron debidamente establecidas las violaciones a las garantías constitucionales de los detenidos.”
En el contexto de las graves violaciones a los derechos humanos y garantías individuales que se vivieron en Oaxaca, las 92 personas procesadas por el Juzgado Mixto de Primera Instancia de Tlacolula, tuvieron que enfrentar la fabricación de pruebas falsas, la coacción a pedir perdón al Gobierno para que los dejaran en libertad y la reclasificación de los delitos que la Jueza de Tlacolula, en dos ocasiones realizó por consigna, a sabiendas de que no existieron tales delitos.
Lo más grave, según relataron el lunes los ex carcelados, es que algunos de ellos, para ser liberados bajo fianza, fueron obligados a firmar cartas denostando la labor de la Limeddh y de su presidente, convirtiendo con esto a los procesados en verdaderos rehenes del Estado, es decir, en presas y presos políticos.
El desenlace jurídico de estas 51 personas, entre hombres y mujeres, confirma que nunca cometieron delito alguno, pero además, que como muchas voces lo han señalado, tanto el gobierno federal como el estatal siguen criminalizando la protesta social, queriendo dejar el mensaje de que con el Estado no se puede.
Que quien lo intente, sepa que si se salva de otros actos represivos, irá a la cárcel, o que por lo menos será procesado por delitos que nunca hubiera cometido.
Este es el grotesco rostro de la justicia y del poder en Oaxaca. Sin embargo, debemos congratularnos de que estén completamente libres y que no se hayan arrepentido de seguir empujando por los cambios que necesita Oaxaca. Pero estamos seguros que a pesar de haber estado presos, nunca tuvieron en cautiverio la conciencia social tan necesaria en estos tiempos.
Contactos: Ernesto_reyes_647@hotmail.com
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