sábado, 25 de octubre de 2008

PRD domesticado

Sociedad abierta

ERNESTO REYES
Si no se cancela el acto nuevamente, como ha sucedido en cuatro ocasiones, este domingo 26 de octubre Amador Jara y Lenin López Nelio, pretenden tomar posesión como “dirigentes estatales” del cascarón que en Oaxaca está convertido el Partido de la Revolución Democrática.
Acude a darles la “bendición” nada menos que Guadalupe Acosta Naranjo, impuesto presidente nacional de Nueva Izquierda, más que del PRD, quien con los jesuses: Ortega y Zambrano, no han dudado en aliarse con Ulises Ruiz con tal de repartirse el poder en el estado, pretendiendo mostrar un rostro, como a nivel nacional lo hacen con Calderón, de una izquierda moderna, conciliadora y colaboracionista con las políticas neoliberales del momento.
Una alianza similar hicieron con José Murat, al grado que fueron los “chuchos” y nadie más quienes pretendieron naturalizar perredista a Juan Díaz Pimentel, presentándolo en “sociedad” y permitiendo que hiciera precampaña a la presidencia municipal de Oaxaca de Juárez, por lo que si este personaje pretende revivir, será por este flanco abierto, y no por ningún otro.
Este tipo de “izquierda” electorera y neoliberal, asomó de nuevo sus fauces en los episodios de la aprobación de la Reforma petrolera este jueves en el Senado, porque mientras Andrés Manuel López Obrador y mexicanos y mexicanas patriotas, presionaban para que se asentara en la nueva legislación de Pemex la expresa prohibición para contratos de exploración en zonas exclusivas del territorio nacional, dentro del recinto, senadores de Nueva Izquierda aprobaban junto con el PRI y el PAN el paquete de reformas, previamente negociadas con Felipe Calderón.
No puede entenderse de otro modo la calurosa “felicitación” que después de este lance, que para muchos significa traición a los principios rectores del perredismo, ofreció Calderón, reconociendo el talante civilizado de “los chuchos” en el Senado.
Pues este “chuchismo”, pintado de azul – y en el caso Oaxaca de tricolor-, es el que ahora se apresta a “dirigir” los destinos de este tipo de izquierda disminuída, desprestigiada y percudida que se refocila haciendo acuerdos con el PRI gobierno, a cambio de jugosas prebendas económicas y políticas.
La dirigencia del PRD es una de las “conquistas” de esta concertacesión, obtenida no a base de votos que se requieren legítimos y reales, producto de procesos democráticos y limpios, como nunca sucedió durante los comicios internos del 16 de marzo pasado, al grado de que hay todavía una impugnación en los tribunales.
Otra vertiente son los acuerdos que una vez sí y otra también se cocinan en los espacios de negociación como puede ser la Cámara de Diputados, o ahora que se acerca el reparto interno de las candidaturas a diputados federales para el próximo proceso. O bien, mediante la coronación de gestiones para conseguir despensas, materiales, etcétera que muchas veces en lugar de ser bálsamo para paliar la pobreza en comunidades, incrementan la fortuna personal de estos personajes.
Me ha tocado observar por lo menos a una legisladora que en tiempos de escasez viajaba en desvencijados autobuses, encaramada ahora en moderna camioneta con su “guachoma” al lado como dicen en el norte; lo cual no es un acto de corrupción porque se lo puede pagar, y bien, sumando dietas y préstamos. Es simple detalle la transformación sufrida en el ejercicio del poder político. No es un delito tampoco aspirar a tener lo que tienen otros por tradición familiar o porque se lo han sabido ganar producto de su trabajo.
De igual modo, uno de estos nuevos “dirigentes” perredistas se pasea orondo por las calles de esta capital en convertible de mediano lujo, presumiendo su nueva posición económica y política, pero en el fondo, al igual que la del camión, hacen válida la sabiduría popular que no se equivoca: “Aunque la mona se vista de seda, mona se queda.”
Decía Jesús Reyes Heroles cuando presumía que a través de la Reforma Política del 79 se permitiría el acceso al Congreso a este tipo de izquierda: “Mételos a la Cámara y vas a ver cómo les cambia hasta el modo de caminar”.
Es la tragedia que a contrapelo del perredismo leal y militante, que continúa luchando por mejores causas y principios, sufre este partido en Oaxaca. Los verdaderos perredistas no se merecen un PRD domesticado.
Contactos: Ernesto_reyes_647@hotmail.com
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