sábado, 23 de agosto de 2008

Las renuncias

Sociedad abierta

ERNESTO REYES
Unas horas después de que en la ciudad de México se clausurara el Consejo Nacional de Seguridad Pública, en el que estuvieron funcionarios de todos los niveles, en las calles de Santa Lucía del Camino, municipio conurbado a la capital oaxaqueña, una persona era levantada con lujo de violencia, mientras transitaba en su vehículo, sin que hasta el momento se sepa de su paradero.
Según informes policiales, para llevarse a dicha persona, los delincuentes accionaron sus armas de grueso calibre, como las que utilizan las policías y el Ejército.
Cuando los reporteros indagaban datos sobre este hecho de violencia, funcionarios tanto de la policía como de la procuraduría se negaban a dar sus nombres, lo que indica el nivel de temor existente entre los cuerpos de seguridad que supuestamente fueron creados para cuidar a la sociedad.
¿Con policías e investigadores medrosos como éstos, con qué tranquilidad podemos andar en la calle?
Así está la realidad que políticos y funcionarios de Ulises Ruiz se niegan a reconocer, y por el contrario, cuando como producto de una genuina preocupación por los altos niveles de violencia alguien saca la cara, le vomitan toda clase de epítetos, queriendo encubrir la enorme incapacidad de esta administración para enfrentar el enorme reto que implica este tema.
La inseguridad es cierto, no es nueva; se viene arrastrando desde hace décadas, porque hemos creado una sociedad huérfana de una cultura de la legalidad.
Sin embargo, tampoco es argumento salir a decir ahora que la violencia es una problema que afecta a todo el país, no sólo a Oaxaca. Dicen los viejos sabios de los pueblos que mal de muchos consuelo de tontos.
En lugar de las descalificaciones, el grupo que gobierna Oaxaca debiera ofrecer respuestas claras a la enorme lista de personas y familias agraviadas, de las que el legislador enumera puntualmente cada caso.
Como siempre, ante los hechos y las evidencias, no hay respuesta convincente.
Y como también dicen que el que calla otorga, el gobierno estatal acepta que tal como lo describe Gabino Cué, así han sucedido las cosas. Al menos que en un acto de magia de repente aparezcan los responsables de las muertes, asesinatos, levantones y desapariciones que han ocurrido en la entidad desde hace 4 años; esto sin contar el periodo de su antecesor, José Murat y la herencia de otros gobernadores priistas que han mal gobernado Oaxaca.
En la ciudad de México, Ulises Ruiz seguramente no se sintió aludido cuando el señor Martí les pidió renunciar antes que seguir calentando escritorios; como una bola de humo- término beisbolístico- la dejó pasar; Marcelo Ebrard, no. Con agilidad respondió que ofrecía el cargo si su administración no daba resultados.
Acá en Oaxaca, la sociedad organizada, las organizaciones sociales y los actores políticos de todos los colores, debieran estar exigiendo ya que, empezando por quienes están en la cúspide del poder ( desde el gobernador, el procurador, los jefes de protección ciudadana y demás cuerpos policiacos) también dejen el espacio generosamente retribuido por los dineros públicos, si en un plazo perentorio, no cumplen las promesas de remediar al menos en principio esta situación.
De la renuncia, pues, estamos hablando.
Pero oh- sorpresa-; legalmente no se puede pedir la renuncia a Ulises y/o a miembros de su gabinete de seguridad, porque en la Constitución no existe la figura de revocación de mandato.
Se puede demandar: eso sí, como durante el movimiento social del 2006, cosa que finalmente no se pudo lograr porque todo el sistema presidencial encubrió las fechorías cometidas.
Pero ya una vez lo dije: a Ulises hay que dejarlo que concluya su periodo para que padezca el sentimiento popular ante la ineficacia y frivolidad de su gobierno, que no es precisamente el que él y los suyos hubieran deseado tener a estas alturas cuando falta casi un tercio para que se vaya.

SOBRE DOÑA ARCELIA
Les comparto reacciones a las columnas de los días miércoles y jueves pasados, sobre la periodista Arcelia Yañiz, con motivo de su 90 aniversario de vida.
Estimado señor:
Mi nombre es Xicoténcatl Gutiérrez Jiménez, tengo 17 años de edad y soy nieto de la maestra Arcelia Yañiz, es por eso que me dirijo a usted con el respeto que se merece, para mostrar mi agradecimiento en cuanto al artículo publicado el día miércoles 20 de Agosto con motivo al 90 aniversario de mi abuela. Para mi familia y para mí, fue un gusto leer el artículo redactado por usted, y saber que no sólo en Oaxaca es valorada la gran labor y trayectoria que ha recorrido mi abuela en el ámbito de la cultura; fue un gusto saber que fuera de su estado, su trabajo es reconocido y admirado. Su artículo me pareció muy emotivo y al leerlo, inmediatamente comencé a pensar en mi abuela: en sus historias, en las cosas que nos contaba a mí y a mis hermanas de pequeños, en sus anécdotas, etc, y sobre todo, escuchar tan buena opinión de parte de usted hacia ella, me hace sentir orgulloso de ser su nieto. Muchas gracias. Xico Gutiérrez Jiménez
Y esta otra:
Neto:
Leí el artículo de doña Chela, y no cabe duda de que es un caso especial al mantener una excelente memoria a su edad. Un detalle dices en tu texto: “la joven Arcelia coincidió con el famoso Adalberto Carriedo, del Ateneo…” Pero resulta que Carriedo nació en 1872 y murió prematuramente en 1911 ¿Qué dirá doña Arcelia de tal detalle? Seguramente le causaría risa. En efecto, ella tuvo que ver con el mantenimiento del Ateneo “Adalberto Carriedo”, inclusive lo trató de revivir.
Un abrazo
Anselmo Arellanes.
Este columnista espera pagar al lector, investigando ahora los valores que para la cultura oaxaqueña en su tiempo aportó don Adalberto Carriedo. Muchas gracias. Ernesto Reyes.
Contactos: Ernesto_reyes_647@hotmail.com
Sociedadabiertareyes.blogspot.com/