jueves, 28 de agosto de 2008

Mario Hernández

Sociedad abierta

ERNESTO REYES
Conocí al profesor Mario de Jesús Hernández, en el mes de enero del año 2001, mientras corría, no sin ciertas dificultades, los trámites para sepultar a mi padre, don Manuel Reyes, en el panteón de Montoya, donde en este entonces él fungía como Agente Municipal.
Gracias a su intervención y a la del regidor Carlos Bustamante Underwood, sin que dejara de cubrirse la cuota correspondiente para que el exigente Comité del Panteón aceptara conceder el piso, mi padre descansa ahí en Montoya.
Posteriormente traté al profesor como regidor de Agencias y Concertación Social del Ayuntamiento de Oaxaca de Juárez, en el periodo 2002-2004, y posteriormente en la campaña a la gubernatura encabezada por Gabino Cué.
Entre agosto y septiembre del 2004, el profesor Mario fue uno de tantos pero importantes apoyos para que se llevara a buen fin la Marcha Caravana por la Democracia y contra el fraude electoral que encabezó Cué Monteagudo por varias regiones del estado.
Quienes participamos y cubrimos la información de esta cruzada cívica, seguramente recuerdan la desvencijada camioneta azul que encabezaba la marcha. Era de don Mario.
En este marco, una noche de ése verano, en un sofocante Santiago Jamiltepec, de calles obscuras que no auguraban nada bueno, porque ahí ha sido cuna de caciques y pistoleros, don Mario nos alcanzó con su “estado mayor” de compañeros con quienes hacía política en las colonias y agencias.
Siempre al lado del también ex regidor Virgilio López, el profesor Mario hizo lo que en condiciones políticas adversas se podía hacer en torno a las agencias municipales ya sea para procurarles pequeñas obras o bien acciones que redundaran en su progreso.
En el ejercicio político, del lado del Partido Convergencia, el profesor participó de un gobierno ciudadano, en históricas jornadas de defensa de la autonomía municipal.
Gobernaba Oaxaca el humor autoritario de José Murat, quien a toda costa quiso destruir a un gobierno que se asumía como ciudadano, porque así había sido su origen en la variopinta composición de personalidades que como funcionarios y regidores gobernaron la ciudad hace dos trienios.
No todos eran convergentes sino en su mayoría se ubicaban como ciudadanos independientes, pese a la estigmatización alentada en los medios por el gobierno priista.
En el periodo electoral pasado el profesor Mario, como varios ex regidores, apoyaron la pre candidatura de Bernardo Vásquez Colmenares al Ayuntamiento capitalino, aspiración que finalmente se malogró porque terminó en un mar de confusiones e indecisiones políticas.
Pero antes, había puesto su parte en el proceso electoral en pos de la presidencia de la República y por la senaduría y las diputaciones de la alianza Por el Bien de Todos. De alguna manera, había cumplido con sus deberes ciudadanos, y así se le recuerda en estas horas tristes.
La semana pasada, el profesor Mario de Jesús Hernández fue levantado en el cuasi anonimato con que suceden estas cosas en el Oaxaca violento que ya estamos viviendo. Su vehículo apareció en la ruta por donde seis días después de haber desaparecido ahora lo encontraron sin vida.
El cuerpo del profesor Mario apareció semisepultado en el camino que corre de San Andrés Ixtlahuaca a Jalapa del Valle. La policía lo halló con evidencias de torturas porque estaba amarrado de pies y manos. Reportes policiales sugieren que pudo morir asfixiado por criminales manos.
Se especula sobre los negocios particulares que el profesor tenía, debido al perfil en que alguna gente invierte, giros que implican riesgos y descalificaciones, y por ende, sospechas.
Las autoridades de la Procuraduría que en esta ocasión ayudaron a su familia y amigos a encontrarlo, tienen el deber de investigar el crimen sin descartar ninguna hipótesis, aunque la forma de la ejecución tiene similitudes con la forma de operar de la delincuencia organizada.
Pero esto lo tendrán que decir las indagatorias correspondientes para que como consecuencia, la justicia busque a los responsables y en su caso se les castigue.
El homicidio del ex regidor Mario confirma algunas ideas que se han venido ofreciendo en este y otros espacios sobre la alocada carrera de la violencia que en estos tiempos ensombrece a los hogares oaxaqueños.
Apenas la semana pasada, en el recuento que el senador Cué ofreció a nivel nacional, mismo que generó descalificaciones más que preocupación por parte de voceros estatales y oficiosos, se incluyó el secuestro del profesor Mario. Estaba junto al de decenas de oaxaqueños y oaxaqueñas que han sufrido menoscabo en su seguridad y en sus bienes.
Qué lástima que en estas líneas tengamos que hablar de casos concretos, como el que nos ocupa para insistir en que la seguridad que reclamamos los oaxaqueños sea una prioridad de las autoridades federales y estatales.
El homicidio del profesor Mario es un triste y lamentable ejemplo de lo que estamos viviendo en Oaxaca.
En estas horas de dolor para sus compañeros, familiares y amigos, nos quedamos con un buen recuerdo del profesor Mario de Jesús Hernández, a quien siempre se le recordará por el buen trato que prodigó a quienes lo conocieron, reconociéndole sus aportaciones en favor de su ciudad y de la Agencia Montoya, que es lo que al final queda como sedimento de su paso por la vida. Descanse en paz.
Contactos: Ernesto_reyes_647@hotmail.com
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