miércoles, 11 de junio de 2008

Santiago Creel

Sociedad abierta
ERNESTO REYES
Algo tuvo que ver seguramente, en la evaluación de los jercarcas del PAN y del propio Felipe Calderón para defenestrar de súbito y sin miramientos, al coordinador de sus senadores, Santiago Creel Miranda, la difusión de la Encuesta Nacional 2008 sobre Gobierno, Sociedad y Política, realizada por el gabinete de comunicación estratégica dirigida por el ex secretario particular de Ernesto Zedillo, Liébano Sáenz.
En la muestra, difundida la semana pasada, aparte de destacar que los gobernadores evaluados más negativamente – sólo 2 de cada diez entrevistados respondieron que les confiarían a ellos su patrimonio al ausentarse de su hogar - son Ulises Ruiz, Mario Marin y Zeferino Torreblanca, Santiago Creel obtuvo el primer lugar en la preferencia ciudadana como probable candidato del PAN en las elecciones presidenciales del 2010, seguido de Josefina Vásquez Mota y Juan Camilo Mouriño.
Esta percepción en la capital del país y en los 31 estados, pegó fuerte en el cada vez más frustrado proyecto panista de revalidar el supuesto triunfo obtenido en el 2006, en las elecciones federales intermedias del 2009.
Como las cosas no le están saliendo bien a Calderón y compañía ni en la conducción del país, la lucha contra el narcotráfico y mucho menos en la ansiada reforma petrolera; es decir, están perdiendo en todas, buscaron seguramente como lo analiza López Obrador, un “chivo expiatorio” para saldar sus malos resultados.
Y bajo el argumento, según trasciende, de que por “culpa “ de Santiago Creel debido a su reciente papel en la aprobación de la reforma electoral, las televisoras no apoyaban la difusión de la campaña panista para posicionar positivamente el tema petrolero, el alto mando de la derecha decidió cortar la cabeza de su coordinador senatorial.
Aunque Santiago persiste como titular de la junta de coordinación política, pues su permanencia depende de los consensos entre todas las fuerzas políticas ahí representadas, es probable que sólo sobreviva al término formal del actual periodo, para que su lugar lo ocupe el nuevo coordinador, el senador Gustavo Madero.
El despeñadero de la carrera legislativa de Santiago Creel Miranda, quien ha sido obligado a renunciar de la coordinación de su partido, el PAN, en la Cámara Alta, se produce en momentos en que están por concluir los foros de debate arrancados a tirabuzón por las protestas y tomas de tribuna escenificadas por legisladores del Frente Amplio Progresista, mismos que Creel en su calidad de presidente de la junta de coordinación política, tuvo que autorizar. No le quedaba de otra, ante las intensas movilizaciones que en el mes de abril se produjeron cuando los apetitos privatizadores del PAN pretendieron aprobar la reforma en unos cuantos días.
De maneras suaves en el trato con sus adversarios, Creel Miranda es hoy defendido hasta por sus detractores no tanto por lo que él representa, sino por las formas en que la derecha adopta para sacrificar a sus integrantes en aras de aglutinar fuerzas para los escenarios venideros.
Aunque es natural que el nuevo comité nacional panista en manos de Germán Martínez tenga decisión soberana en el destino de los coordinadores de sus bancadas legislativas, con Creel en el senado, que no responde a las filias de la nueva clase política panista, se mantenía el equilibrio necesario para que los intereses de los otros partidos, particularmente el PRI y el PRD, no rebasaran los parámetros de la convivencia civilizada y la obtención de acuerdos que llevaran al avance de las reformas propuestas.
De algo le ha servido a Creel su paso por organismos independientes como el primer IFE ciudadanizado del que formó parte; sin embargo, la generosidad de las concesiones de casinos otorgados a Televisa y la ley de medios aprobada a favor del consorcio cuando Creel era Secretario de Gobernación del gabinete foxista, lo había pintado como un político ambicioso.
Sus pretensiones futuristas fueron primero acalladas al perder por amplio margen la jefatura de gobierno del Distrito federal ante Andrés Manuel López Obrador y en el 2006, al perder ante Felipe Calderón la batalla interna para ser postulado a la presidencia de la República.
Creel sin embargo, entendió como premio de consolación su ubicación en la lista de candidato plurinominales a la casona de Xicoténcatl, donde se le ubicó en la presidencia de la Junta de Coordinación Política, para explotar las buenas relaciones que desde Bucareli había trabado con los principales actores políticos de oposición.
Sin embargo, al agotarse el segundo periodo – aunque siga en funciones la LX legislatura a través de la Comisión Permanente- , el talante conciliador pero firme de Creel ya no le basta al grupo político de Calderón como para dejar que culmine su encargo.
No ha de ser tampoco por la difusión reciente de su amorío con la actriz Edith González lo que haya golpeado las buenas conciencias panistas, sino sobre todo, enterarse a través de la medición en comento, que pese al boicot que su figura padece en las pantallas televisoras, Santiago Creel estaba siendo considerado por la población como un fuerte aspirante a suceder a Felipe Calderón en los comicios presidenciales dentro de cuatro años.
Esto es lo último que podían soportar los calderonistas, por lo que aduciendo que había problemas de comunicación para posicionar mejor el tema de la reforma energética, ya que Creel sigue vetado en Televisa y TV Azteca y debido que su defensa no había sido sólida del tema, concluyeron que esto se resuelve cambiando de rostros y de imagen al frente de los senadores. Es decir, cambiar de jinete a la mitad del río para ver si se recomponen las cosas en torno al debate que a vista de muchos, lo ha perdido el PAN y sus aliados, irremediablemente.
Lo que olvida el felipismo es que por más que busquen responsables de su falta de credibilidad y de argumentos para defender lo indefendible, el pueblo ya no les cree, porque sus hechos los denuncian como vendepatrias y desnacionalizados. A nadie pueden engañar.
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