lunes, 23 de junio de 2008

Zaachila no quiere

Sociedad abierta
ERNESTO REYES
El viernes pasado, en la Villa de Zaachila, sucedió un hecho que revela, contra lo que muchos piensan, que el conflicto social no se acabó el 25 de noviembre del 2006 con la gran represión en contra de la APPO.
Nadie puede firmar el acta de defunción de ningún movimiento porque estaría desconociendo la dialéctica de la historia y que los pueblos son dinámicos.
Es cierto, sin embargo, que dos años después, las cosas bajaron de intensidad, y luego de asimilar que Ulises Ruiz terminará su mandato debido a la complicidad y protección de Felipe Calderón, el movimiento que se levantó en su contra y por la transformación de Oaxaca, está sanándose las heridas; se está recomponiendo, aún en el marco de furiosas contradicciones entre dos o tres bandos reconocidos dentro de la APPO.
La acreditación de culpas internas que lamentablemente salen a la luz pública, hacen daño; sin embargo, son inevitables. Así se limpian o se purifican los movimientos.
Pero en lo fundamental, no se ha perdido de vista la demanda principal, y esto es lo que revivió de algún modo en la Villa de Zaachila, el fin de semana pasado.
Resulta que invitado por el presidente municipal, Noé Pérez Martínez, a la inauguración de obras en la comunidad, con antelación se programó la visita de URO acompañado de sus funcionarios. Aunque sus voceros lo hayan negado después para desacreditar la protesta.
Ya estaba listo el templete, las edecanes, los acarreados de Zaachila y de los pueblos vecinos, y hasta las vallas metálicas para controlar a la multitud que supuestamente iba a celebrar el evento.
Pérez Martínez – hijo de un viejo cenecista, cacique y pistolero, por que se le señala de haber disparado su arma cuando los porros priistas arremetían contra los inconformes- se mantiene en el cargo, al que llegó tras una elección fraudulenta, prendido de alfileres y cuenta sólo con el apoyo y financiamiento del PRI, y por su jefe máximo, pues la opinión mayoritaria de quienes dice gobernar es de repudio. No lo quieren y han hasta instalado un ayuntamiento alterno, ciudadano.
Prueba de la impopularidad del munícipe, es que enterados del acontecimiento, varios habitantes de Zaachila se empezaron a concentrar desde las 10 de la mañana en las gradas situadas a un costado de la avenida principal, frente a la iglesia.
Muchos ciudadanos que no han olvidado los agravios del conflicto social, entre ellos colonos, jóvenes, mujeres y maestros que suspendieron clases, e instalaron barricadas en los accesos al centro.
Sin embargo, pretendiendo reventar las protestas – que se hacían acompañar de quema de llantas y lanzamiento de cohetones al aire- el alcalde envió, dos y media horas después, a un grupo de porros conocidos como los “Tecos”, quienes comenzaron a agredir a la gente con piedras, cohetones ( lanzados contra objetivos humanos) y palos. Muchos de ellos se decían miembros de las juventudes priistas, pero su vestimenta y los objetos que portaban, los denunciaban como golpeadores a sueldo. En la UABJO los conocen muy bien.
La agresión que degeneró en enfrentamiento, la iban perdiendo los genízaros, cuando el padre del presidente municipal, Natalio Pérez Tomás apareció con un arma de fuego haciendo disparos en contra de los manifestantes.
Ya habían llegado policías estatales, quienes instalaron retenes en las entradas del pueblo, una de ellas a la altura de San Isidro Monjas; también llegaron camionetas con personal antimotines acercándose apenas unas cuadras del centro de la población.
Como resultado del enfrentamiento que tardó hora y media, dos personas resultaron lastimadas con piedras.
Cancelada la gira de Ulises, éste apareció en la Villa de Etla, declarando que su gobierno no caería en provocaciones, y acusando a los zaachileños de ser una minoría.
Como en muchos medios se manejó que la protesta no era de nativos de Zaachila sino de “fuerzas extrañas” y de la APPO, queriendo nuevamente criminalizar la protesta ciudadana, los directamente involucrados contaron a esta columna como estuvieron las cosas.
Es cierto, estuvieron en solidaridad debido a su experiencia en la llamada autodefensa popular, algunos integrantes de la organización VOCAL que dirige David Venegas, “El alebrije”. Pero los de Zaachila no son menores de edad como para desconocer formas y modos de una protesta que inicialmente ha sido en contra de la autoridad impuesta, pero que ahora, dicha impopularidad se la endosa Noé Pérez Martínez a todo aquél que pretenda asociarse políticamente con él.
Ulises no necesita más malas vibras; tiene suficiente con que en muchas poblaciones la gente esté indignada por su presencia, como apenas sucedió en Zautla, pero la falta de organización y liderazgos ha permitido que se siga ufanando de que los oaxaqueños ya olvidaron esta página negra de su historia.
En Zaachila, donde un pueblo se mantiene en resistencia por las imposiciones, sus habitantes – al menos los más conscientes- se han declarado en alerta, por lo que una visita oficial como la que iba a realizarse el viernes, la consideraban como una provocación.
Este es el sentir de un pueblo que a pesar de haber sido víctima de un atraco electoral en el 2007, tiene memoria y no olvida el dolor, las ofensas.
Herederos de brillantes guerreros, ahora sí que haciendo un parangón como cuenta la leyenda le sucedió a uno de los tres reyes Zaachila que existieron cuando sus huestes lo animaban a la batalla: “Zaachila quiere –decía-, pero caballo no entra”.
El pueblo de Zaachila conoce de dignidad y ahora no quiere que Ulises los visite, y menos de la mano de Noé Pérez y su padre que tiene un arma del tamaño de su miedo.
Contactos: Ernesto_reyes_647@hotmail.com
tandemmedios@hotmail.com
ernestreyes@prodigy.net.mx
http://sociedadabiertareyes.blogspot.com/

No hay comentarios: