lunes, 22 de diciembre de 2008

Racismo de la PGR

Sociedad abierta

ERNESTO REYES
Un rancio olor a racismo se desprende de la postura recientemente expresada por parte de la Procuraduría General de la República, en el sentido de negar, a través de la Fiscalía Especializada para la Atención de Delitos Cometidos contra Periodistas, que el asesinato de las comunicadoras triquis Teresa Bautista y Felícitas Martínez, ocurrido el 7 de abril pasado, haya sido por su labor al frente de un micrófono y por ende, por las funciones de comunicación que ejercían en la emisora.
La burda conclusión del titular de la FEADP, Alberto Orellana Wiarco es que ellas “fueron víctimas circunstanciales de una agresión que iba dirigida al conductor del vehículo donde ellas viajaban” y su asesinato “no tuvo que ver con el ejercicio de comunicación que desempeñaban en La Voz que Rompe el Silencio”.
Simple y llanamente, porque según el razonamiento del Fiscal, las comunicadoras estaban en el momento y lugar equivocado. Y por qué no decirlo, siguiendo esta “lógica” absurda, por haber nacido en el tiempo, en el país y en la zona en donde nunca debieron estar.
Frente a la conclusión torpe y subjetiva de la PGR, la Red de Radios Indígenas Comunitarias del Sureste Mexicano, elevó una enérgica protesta señalando en documento público que en el Informe presentado el pasado 9 de diciembre, la PGR elude su responsabilidad en la investigación y declina su competencia hacia la Procuraduría General de Justicia de Oaxaca.
David Peña, abogado de la Red, afirma que del análisis del expediente no se desprende ninguna línea de investigación o información cierta que permita sustentar las declaraciones del Fiscal. Por tanto, dichas declaraciones son infundadas, faltan a la verdad e inciden de manera negativa en las investigaciones que aún desarrolla la PGR.
En ninguna de las actuaciones que realizó inicialmente la Procuraduría oaxaqueña se desprende línea de investigación o declaración de testigos o sobrevivientes que descarten una posible agresión por la labor que desempeñaban Felícitas y Teresa. De las 5 líneas de investigación que existen sobre el caso, una de ellas valora la posibilidad de que hayan sido asesinadas precisamente por su labor de comunicación indígena en la Radio de San Juan Copala.
Es más: ninguna de estas vertientes ha sido suficientemente agotada, investigada, ni profundizada por la autoridad ministerial para poder determinar la motivación del ataque.
La mecánica de los hechos del doble homicidio – aclara el abogado- no arroja ningún elemento para suponer que el ataque iba dirigido solamente al conductor de vehículo ni para suponer que ambas locutoras murieron incidentalmente o de manera circunstancial.
En Oaxaca mucha gente sabe – sobre todo las autoridades que incluso se niegan a enviar elementos de seguridad a la zona- que existen elementos políticos y sociales en la región Triqui que permiten suponer una agresión hacia las locutoras por el ejercicio de comunicación e investigación que realizaban.
Por ello sorprende a indigna que además de no conocer el expediente ni las condiciones sociales y políticas de la región Triqui, Orellana intente desviar la atención del caso concluyendo que Teresa y Felícitas no fueron asesinadas por el ejercicio de su profesión.
Lo más lamentable es que al deslindar su responsabilidad, el Fiscal traslada el asunto al fuero común, es decir, a las autoridades de procuración de justicia de Oaxaca, que tan magros resultados exhiben en los cuatro años de la administración encabezada por Ulises Ruiz, y por su procurador, Evencio Nicolás Martínez.
Los integrantes de la Red solicitan, por ello, una reunión con el Fiscal para que demuestre técnica y pericialmente como llegó a esta conclusión. Pero en caso de no poder demostrar su dicho, que se retracte públicamente o bien que corrija la posición frente a los medios de comunicación y frente a las familias, compañeros y amigos de Teresa y Felícitas.
A esta petición nos sumamos desde este espacio, porque a falta de resultados de una Fiscalía que resultó inútil, a la indefensión milenaria de los pueblos indígenas, se suma este tufo de racismo al suponer que los triquis ni siquiera son humanos, ni inteligentes ni mucho menos comprometidos para defender a los suyos de la misma violencia absurda que se ensañó en las prometedoras vidas de Felícitas y Teresa, por quienes sus familiares y compañeros siguen clamando justicia.
Contactos: Ernesto_reyes_647@hotmail.com
www.sociedadabiertareyes.blogspot.com/

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