sábado, 27 de diciembre de 2008

Surada

Sociedad abierta
ERNESTO REYES
Atento de las noticias de la zona donde provengo, más oaxaqueña que los chapulines, por cierto, no dejo de recordar que a veces, donde no se puede tolerar el asfixiante calor, en el mes de diciembre se invierten los papeles: llueve o hace frío y viento.
Ahorita mismo, en 50 municipios de la zona centro de Veracruz, hay alerta debido al registro de evento de “surada”, como se le llama a la entrada de vientos del sur que rebasan los 50 kilómetros por hora.
Es probable que estas inclemencias afecten la zona de Córdoba-Orizaba-Zongolica, además de la región selvática de los Tuxtlas. En Tuxtepec, sin embargo, hace el mismo calor de siempre, pero su posición geográfica, puerta de entrada a las sierras Juárez, mazateca y mixe, le permite capotear mejor esta situación que a veces se presenta al terminar el año.
No así en el centro de Veracruz, de tan buenos recuerdos porque como a muchos de mi generación, en la época dorada cuando había bastante empleo en la zona y despuntaban la Fábrica de Papel y el Ingenio Azucarero, éramos asiduos a ir de compras, con la familia, a la zona textil veracruzana.
Eran Córdoba y Orizaba, pero también Ciudad Mendoza, Río Blanco, donde las textileras remataban sus prendas o las colocaban en ostentosas tiendas y grandes almacenes que para entonces los ofertaban en sus aparadores.
Recuerdo claramente – les hablo de los años sesenta- que la gente se arremolinaba en los almacenes Blanco, donde se podían comprar cualquier tela y artículos para el hogar. Tiempo después, recalaron en tiendas de autoservicio.
Encabezados por mi padre don Manuel, que hace 8 años se adelantó a la otra vida, viajábamos hacia allá en modernos autobuses de la linea Alas de Oro; también había autobuses, los de Sotavento, pero más hacia los Tuxtlas y Catemaco-, y nos alojábamos en Córdoba, La Ciudad de los Treinta Caballeros.
Tuxtepec era entonces un rancho grande, con apenas cuatro calles que partían el pueblo, donde se apersogaban los caballos afuera de las tiendas, pero no había dónde comprar ropa. La alternativa ideal, era viajar seis horas hacia el estado de Veracruz en lugar, obviamente, de subir las montañas hacia Oaxaca, capital, tras un martirio de todo un día. Imposible.
Por esta barrera física la gente de la Cuenca tenía poco contacto con el centro del estado, de ahí que se dijera, con una suerte de razón, que los tuxtepecanos nos queríamos parecer a los veracruzanos. Nada más falso, porque aún y cuando la Cuenca es una región geográfica y se respira una cultura muy particular que envuelve los principales municipios de la zona, incluyendo Oaxaca, somos oaxaqueños como el que más.
Sin embargo, en cuestiones comerciales, y hasta para conseguir buena atención médica recurríamos a Veracruz. En Orizaba estaba un hospital del IMSS de buen nivel donde se hacían cirugías, y muchas veces acompañé a mi madre, doña María, al quirófano, oportunidad que me permitía recorrer la larguísima calle principal de Orizaba, viendo de frente al volcán y aturdiéndome de frío combinado con el bullicio del intenso movimiento, porque siendo zona textil Orizaba – y Córdoba cafetalera- se movía mucho dinero y había hasta agencias de venta de automóviles.
En Córdoba, nos hospedábamos en el hotel Iberia, que enfrente tenía un negocio de tortas conocido como El Conejito, donde he probado las más ricas; al igual que los pambazos de Orizaba. Ahora, varias décadas después, a ambas ciudades las han invadido los tacos árabes, y transitar por sus calles en esta temporada es cosa complicada.
Una imagen que siempre que puedo la evoco acerca del respeto y confianza que generaban los servidores públicos, es que el día dedicado al Agente de Tránsito, el 22 de diciembre, los automovilistas y no pocos conductores de autobús, entregaban en propia mano a los uniformados de crucero ( con quiosquito de lámina para el sol y de banquito), diversos regalos, y se bajaban a darles el abrazo. Hoy estas imágenes quedaron en la historia, porque las instituciones se han corrompido.
La surada y el norte, su contraparte, siguen presentes en la zona, enfriando a veces el ambiente navideño. Que les sea leve a mis paisanos, amigos y familiares de allá, a quienes les envío un entrañable saludo.
Contactos: Ernesto_reyes_647@hotmail.com
Sociedadabiertareyes.blogspot.com/

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