Sociedad abierta
ERNESTO REYES
En los años setenta, cuando al maestro Sergio Magaña se le ocurrió formar -con la maestría musical de Jorge Fernando Hernández- el Cuarteto de Jazz de la Escuela de Bellas Artes de Oaxaca, al dar la noticia por televisión, Jacobo Zabludovsky ironizó diciendo algo parecido esto: “ Saber que en Oaxaca por primera vez se va a tocar jazz, es como si un negro alguna vez pudiera sentarse a gobernar en la Casa Blanca”.
Una forma de describir lo inédito, lo increíble…
Pues bien, esta realidad insospechada hace tres décadas o muchos años atrás cuando los Estados Unidos nacieron para “ dirigir al mundo”, pudiera cambiar diametralmente si este martes, en una jornada que pudiera resultar histórica, los estadounidenses nombran por primera vez a un político de color – y no a un anglosajón- para que en los próximos cuatro años despache en Washington.
Algo de esto puede estarse cocinando en estas horas – aunque las votaciones por el sistema indirecto ya comenzaron hace dos semanas-, pues según diferentes sondeos de las cadenas de televisión o empresas de opinión pública más prestigiadas, el senador demócrata Barack Obama estaría confirmando hoy mismo su delantera por encima del Republicano John Mc Cain.
Si así sucediera como lo cree un sector mayoritario de la opinión pública en el mundo, esto no haría más que confirmar que la situación económica, más que la cuestión social o la guerra de Irak, pesó más en la mente de los electores porque Obama se presenta si no como la solución a este tipo de problemas, sí como quien cambiaría la perspectiva del gobierno ante la crisis financiera, acreditada por muchos a los excesos e ineficacia de la administración Bush.
Es más fácil que Obama encuentre formas imaginativas para enfrentar la recesión norteamericana y reformular la política exterior, basada hasta ahora en las armas, que lo encasillado que se aprecian las propuestas republicanas, sostenidas por un candidato que además de avejentado, se aprecia falto de propuestas que no sean las críticas contra su oponente, estimulando el racismo y la poca experiencia de Barack.
Para los mexicanos, el tema debiera estar en primerísimo lugar en nuestra agenda, pues si se confirma el triunfo de Obama, debemos preguntarnos qué tipo de relación queremos con la nueva administración y con los Estados Unidos ya que con nuestros vecinos tenemos temas comunes, como por ejemplo la migración, las deportaciones de connacionales, el intercambio comercial, el asunto de las drogas, la cooperación para su combate, expresada en el Plan Mérida, etcétera.
Hay por lo menos 14 millones de inmigrantes y una gran proporción son de origen mexicano que nunca ven satisfechas sus aspiraciones ni respetados sus derechos. Una nueva administración es una oportunidad de que pudieran replantearse estos temas determinantes en una relación bilateral nunca bien ponderada por la otra parte.
Los gobiernos mexicanos de derecha como el del Fox o el de Calderón, se han alineado por el bando republicano y le han apostado a su triunfo. Se sienten más cómodos. Pero – ¡Oh sorpresa!- esta tarde puede confirmarse su equivocación, lo que finalmente no es definitorio del tipo de relación que tendrán los gobiernos. Sin embargo, es un detalle de apreciación que no hay que perder de vista.
Mucha gente expresa sus sentimientos de simpatía hacia Obama, pero a lo largo de la historia los cambios de personas han impactado de muy poco en la actitud hacia México, y por ende frente a todas las naciones del mundo, debido a que los norteamericanos nunca cesarán en su espíritu expansionista, ni van a anular las guerras ni tampoco dejarán de intervenir abierta o de manera embozada en las naciones en desarrollo.
Particularmente no creo que vaya a cambiar mucho la óptica hacia América latina, considerada el patio trasero de la política que se diseña en Washington.
Sin embargo, como la esperanza de que Estados Unidos algún día cambie y se inocule la bondad en el corazón de sus políticos, por ése espíritu voluntarista que todavía permea entre nosotros, las apuestas están por el lado de Obama, así que si no hay sorpresas de última hora, como si fuera el gritón del tren que anuncia la partida hacia su destino: ¡Obámonos!
Contactos: Ernesto_reyes_647@hotmail.com
Sociedadabiertareyes.blogspot.com/
martes, 4 de noviembre de 2008
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